miércoles, septiembre 27, 2006

Termina en trifulca toma de protesta en Guanajuato

verónica espinosa

* Chocan perredistas y acarreados panistas; en pancartas, impugnan a Calderón

Guanajuato, Gto., 26 de septiembre (apro).- La rendición de protesta del panista Juan Manuel Oliva Ramírez como nuevo gobernador, en el Palacio Legislativo, terminó en un enfrentamiento entre acarreados panistas que vitoreaban a Felipe Calderón --presente en la ceremonia-- y un puñado de perredistas, que pretendieron protestar y recibieron empujones y codazos de personal de seguridad, mientras les arrebataban las cartulinas y pancartas que exhibían al michoacano como un presidente “espurio e ilegítimo”.

Con algunos golpes resultaron la regidora perredista de Tarimoro, María de Jesús Muñoz, Guillermo Gómez y Francisco Martínez, militantes del partido en Salamanca, y la líder local en aquel municipio, Abigail Toscazo. Más tarde, los dirigentes perredistas anunciarían que interpondrían una denuncia penal contra quien resulte responsable por las agresiones.

Adentro del recinto legislativo, con Calderón en primera fila, los personajes del yunquismo panista encabezados por el secretario de Gobernación, Carlos Abascal Carranza; el dirigente nacional Manuel Espino Barrientos y el flamante secretario de Gobierno, Gerardo Mosqueda, atendían al mensaje enviado por el nuevo gobernador Oliva Ramírez, quien se encomendó a Dios para “realizar la misión de servir”, y anunció que la familia “y todos los niños que nazcan en Guanajuato” serán prioridad y el eje transversal de su política.

El acto, que en épocas pasadas gobernadores del PAN como Carlos Medina Plascencia y el propio Vicente Fox Quesada defendieron de la injerencia presidencial y marcaron como un evento propio de la soberanía del estado, retomó aquellas prácticas y quedó en manos del Estado Mayor Presidencial (EMP), que cerró todo el centro de esta ciudad donde se ubica el Palacio Legislativo, ante la invitación que se le extendió a Calderón.

La sexagésima Legislatura, que apenas un día anterior entró en funciones, es también gobernada por una mayoría panista, misma que es encabezada por Gerardo de los Cobos Silva, expresidente del PAN estatal quien también fue investido como presidente de la Junta de Coordinación Política y presidente de la Mesa Directiva.

Con ello, le correspondió a De los Cobos Silva presidir el evento efectuado esta mañana y tomar la protesta a Oliva Ramírez, por cierto su antecesor en la dirigencia estatal de Acción Nacional.

La provocación

Afuera del recinto, detrás de las vallas ubicadas frente a la puerta principal, se permitió una concentración de burócratas, empleados de algunas alcaldías, colonos, organizaciones de taxistas que trabajaron en la campaña a favor del PAN y sus candidatos, quienes portaron mantas y letreros de bienvenida para Calderón y el nuevo gobernador.

Sin embargo, como lo denunció después el dirigente perredista leonés Enrique Alba Martínez, algunos camiones y vehículos particulares que transportaban a integrantes de la excoalición Por el Bien de Todos y ciudadanos que desde municipios como Salvatierra, Irapuato y León pretendían llegar a la capital del estado, fueron retenidos por personal de Tránsito.

En su intervención ante los diputados, integrantes de su gabinete e invitados, el gobernador entrante dijo reconocer lo que aún falta por hacer en el estado, principalmente en materia de combate a la pobreza que, según admitió, fue un reclamo reiterado que recibió a lo largo de su campaña.

Por ello, ofreció aplicar inmediatamente un programa alimentario, aumentar los recursos para becas a fin de alcanzar la meta de cero deserción escolar, y en general “gastar todo lo que se deba” en rubros como salud y educación para combatir la pobreza extrema en el territorio guanajuatense.

En otra parte de su discurso, Oliva anunció que defenderá a la mujer “como el gran pilar de la familia”. Y a la familia se refirió en varios puntos de su mensaje:

“Estamos convencidos que el gobierno de un estado se parece más a una familia que a una empresa”, por lo que los esfuerzos presupuestarios y programas irán encaminados “a una familia fuerte”, y a convertir a Guanajuato “en un gran hogar”. Y cerró con estas palabras:

“La vida es un viaje cuyo destino final siempre será la familia”.

Pero la armonía familiar la rompió el propio Oliva, cuando desde el micrófono dedicó unos minutos de su discurso para agradecer la presencia de Calderón, y anunciarle que a partir de su nuevo mandato, contará con todo el respaldo “del gobierno y del pueblo” guanajuatenses.

Entonces, el diputado perredista Arnulfo Montes de la Vega se puso de pie y desde su lugar le gritó a Calderón: “¡Moralmente ilegítimo!”.

La respuesta vino de inmediato de quienes hoy son aplastante mayoría en los cargos públicos en la entidad: “¡Felipe, Felipe, Felipe!”.

Desde el público, el dirigente estatal del PRD, José Luis Barbosa, y el excandidato a diputado José Belmonte, desplegaron dos pequeñas mantas que con letras azules y anaranjadas decían “Presidente espurio. No imposición”. La mayoría panista comenzó a aplaudirle a Calderón, y se escucharon algunos gritos pidiendo la salida de los perredistas del salón de sesiones.

Rompiendo el protocolo de la ceremonia, y mientras el presidente de la mesa Gerardo de los Cobos llamaba al orden, Calderón Hinojosa se puso de pie y volteó hacia los presentes para agradecer los aplausos.

De los Cobos, ya en su turno para hablar a nombre del Congreso, todavía lanzó sendas advertencias: “Orden. Usted también fue legislador, señor Barbosa. Pido respeto a este recinto… queda estrictamente prohibido a los asistentes hacer uso de la voz”.

Los dos dirigentes perredistas fueron escoltados hasta las puertas del edificio, donde los elementos del EMP les arrebataron las dos mantas que llevaban y las guardaron.

Unos minutos después, cuando ya la multitud de panistas que fueron llevados en varios camiones y concentrados afuera del Congreso chiflaba e insultaba a los perredistas, otro pequeño grupo de no más de diez personas con letreros contra Fox y Calderón pudo llegar hasta unos metros de las puertas del edificio, pero fue inmediatamente repelido por elementos de seguridad del gobierno del estado, vestidos de civiles, y con el asesor de la Secretaría de Gobierno, Héctor García Cerrillo, al frente.

Terminaba la ceremonia y los invitados comenzaban a salir, con Calderón por delante. Mientras éste abordaba su camioneta, Manuel Espino y el dirigente estatal del PAN, Fernando Torres Graciano, se fueron caminando y pasaron junto a los manifestantes del PRD, que les gritaron “yunquistas autoritarios, fascistas”.

Espino se dio la media vuelta, regresó y, ante la protesta, levantó los dos brazos, como si en plena plaza de toros le hubieran ofrendado uno.



Los empujones

Una vez que salió la camioneta donde viajaba Calderón, el EMP fue levantando las vallas, y entonces comenzaron a arremolinarse los contingentes de panistas alrededor de los reporteros, camarógrafos y fotógrafos, que a su vez rodeaban al grupo de perredistas, quienes expresaban su reclamo porque no se había permitido que sus compañeros llegaran de otros municipios a la capital.

“Mientras a esta gente acarreada la dejaron entrar por atrás, a nosotros nos han estado bloqueando una y otra vez… esta es la etapa de fascismo que vamos a estar viviendo en esta administración, en el estado y en el país”, gritó el líder perredista leonés Enrique de Alba.

El asesor del gobierno estatal Héctor García Cerrillo se le acercó y le exigió al grupo que se hiciera a un lado para que pasaran otros vehículos (en los que estaban esperando el gobernador Juan Manuel Oliva, su familia y algunos integrantes de su gabinete). Empezaron los empujones, a cargo de elementos de seguridad vestidos de civiles y de las porras blanquiazules que gritaban “¡fuera, fuera!” a los manifestantes.

Ahí surgieron codazos: a la regidora de Tarimoro la rodearon, le arrebataron la pancarta y la hicieron pedazos, la jalonearon y le lanzaron algunos manazos que no dieron en el blanco.

“Desde que llegamos hemos tenido guardias detrás de nosotros; sólo pasó la gente que venía a echarle porras a Juan Manuel Oliva… Hace seis años, cuando (George) Bush vino al rancho de Fox pasó algo similar, nos bloquearon en todo el estado, y esta vez nos pasó igual, no permitieron que llegaran compañeros y compañeras que venían”, se quejó Enrique Alba, mientras a su alrededor y de sus compañeros, les gritaban:

“¡Váyanse, hijos de la chingada!”.

http://www.proceso.com.mx/noticia.html?nid=44384&cat=0

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