lunes, abril 23, 2007

Calderón, cómplice del clero


alvaro delgado México, D.F., 23 de abril (apro).- El nivel de insolencia de la ultraderecha jefaturada por el clero y el Partido Acción Nacional (PAN), que ya derivó en violaciones legales y constitucionales por amenazas de muerte de latente cumplimiento, ritos fuera de los templos y aun la intervención abierta del Estado vaticano en asuntos que conciernen sólo a los mexicanos, tiene un responsable sustantivo: Felipe Calderón.

Fue Calderón quien, el 20 de marzo, guiado por su dogma religioso y no por su formal investidura de jefe de Estado --de por sí carente de legitimidad--, azuzó la cruzada del clero y sus acólitos contra una institución republicana: la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), en la que se procesa un asunto que tiene que ver con los derechos de los ciudadanos de la Ciudad de México.

En la residencia oficial de Los Pinos, frente a la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, Calderón exhibió su ignorancia sobre la naturaleza y origen del Estado laico, del que formalmente es jefe en México, y tomó partido como católico practicante: “Sí tengo una convicción personal: yo estoy en defensa de la vida, tengo un pleno respeto por la dignidad y la vida humana.”

Enseguida, detalló los casos en que la ley vigente no castiga la interrupción del embarazo --por violación, malformaciones congénitas del feto y el riesgo de vida de la madre--, y con una frase dio línea: “Me parece que así está bien.”

Más adelante, luego de hacer propaganda de supuestos programas de su administración, Calderón exigió a la ALDF una “legislación responsable, que tome en cuenta las distintas posturas de la sociedad y que no haya un avasallamiento, sobre todo en un tema tan sensible, de parte de quien tenga la mayoría.”

En términos llanos, Calderón se opuso públicamente a cualquier modificación en el marco legal sobre el tema --“así está bien”-- y, al censurar la aplicación de una mayoría legislativa --que ahora resulta que sólo en el caso del Distrito Federal es “avasallamiento”--, instigó a las escuadras extremistas a una nueva ofensiva con la garantía de impunidad, como en la elección federal del año pasado.

Fue a partir de esa expresión política de Calderón --justo un día antes de la conmemoración del natalicio de Benito Juárez-- que el clero y el PAN, a través de los membretes que encabezan militantes panistas, intensificaron su campaña contra el régimen republicano: convocaron, al sábado siguiente, a la primera marcha de Peralvillo a la Basílica de Guadalupe; otra el 16 de abril, y ayer domingo la tercera, acompañada de una violencia verbal inaudita.

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http://www.proceso.com.mx/analisis_int.html?an=50027

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